lunes, 2 de febrero de 2015

De un cierto mozo nacido en el Tormes [Review]

Hoy podría ser un día normal. Silencioso y anodino, quizás. O quizás no. Pero es el día, lo quiera yo o no, que me ha tocado leerme el Lazarillo de Tormes. No por gusto, sino porque mañana tenía el examen.

Entendedme, yo no suelo dejar las cosas para última hora... la mayoría de las veces. Aunque cuando hablamos de libros, tiendo a querer tener ventaja y acabarlos con una semana de antelación como mínimo.

Pero hablábamos de un libro antiguo y a mí los libros antiguos me dan su cosa: suele parecerme que utilizan un ritmo narrativo muy lento y que hablan de un modo rebuscado que no hay a quien divierta. Cualquiera me convencía, entonces, para leerme este supuesto tocho.

¿Primera sorpresa? Que era un PDF de menos de cincuenta páginas (y la letra no era diminuta). ¿Segunda sorpresa? Que me lo he leído en una hora y a fe mía que no era tan malo (aunque se me van a quedar un tiempo los arcaísmos, que me lo veo venir).

La historia del Lazarillo es bastante sencilla de resumir: un joven de orígenes humildes intenta justificar los rumores de un posible triángulo amoroso  mediante varias cartas en que resume su vida y su carrera como criado y mendigo hasta que consigue ejercer de pregonero.

Leyendo varios de los tratados, en particular el del fraile de las Mercedes y el del buldero, se puede entender que el autor decidiese ocultar su nombre: el libro en sí es una crítica bien clara a la sociedad de la época y a la Iglesia del momento.

Mas no voy a extenderme más. Quien quiera leerlo que sepa que no es tan fiero el león como lo pintan y que en una hora se termina. Aunque eso sí: prepárate para decenas de insinuaciones disfrazadas y disponte a encontrar más de una página donde la astucia es reina indiscutible.

Porque honestamente, me ha gustado.

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